Miguel Conde Lara , joven bailaor castillero que está finalizando «Pedagogía del baile flamenco» en Málaga con el fin de enseñar a colectivos inclusivos o vulnerables los efectos terapéuticos que reporta la danza.

Con ocho años viendo un musical que hicieron la Asociación de mujeres «Encina hermosa»  les dijo a sus padres que quería bailar. Su familia pertenecía a un coro y su padre tocaba la guitarra, así que lo apuntaron al Conservatorio Reina Sofía. Desde entonces ha trabajado como parte del cuadro flamenco del tablao La Alboreá de Granada o La Venta de Vargas de San Fernando, en espectáculos  como «Aldawaran» de Marta López y «Óbices» de Sara Sánchez, además de en la Fiesta de la Cereza de Castillo de Locubín donde siempre le han recibido y apoyado con orgullo. También ha actuado en la Velada Flamenca de Fuerte del Rey y ha sido ponente en el Congreso Internacional de Flamenco Ciutat Flamenca de Barcelona.

El flamenco dice que es una forma de ser, algo muy cercano y familiar que te hace ser feliz. Piensa que se debería fomentar por parte de las instituciones la formación reglada en danza debido a lo enriquecedor del proceso de aprendizaje. 

Este año acaba sus estudios superiores tras llevar catorce años bailando. En enero viajará a Chicago con un proyecto de «Essemble español» que quiere introducir la danza española en los centros educativos de allí. ¡Tomemos nota desde aquí!

Puedes conocer más de su trabajo en sus redes: https://www.facebook.com/miguel.condelara.1